Si te sientes juzgado y minusvalorado en tu trabajo, bien por un superior, o por uno o más compañeros, podrías ser víctima de mobbing o acoso laboral. Te decimos cómo debes actuar para frenar esta situación.
Normalmente una persona suele darse cuenta de que ha sido víctima de mobbing una vez que ha abandonado la empresa y tomado distancia con respecto a ella, porque este alejamiento le permite ser más objetivo sobre sus verdaderas capacidades y habilidades, sin verse obligado a padecer la incesante burla y desaprobación por parte del acosador. Es por ello que muchas veces no es fácil detectar el acoso, porque se considera algo normal en el contexto de un mundo laboral competitivo y orientado a la consecución de objetivos.
Además, esta actitud de presión por parte de los jefes, o de competitividad por parte de los compañeros, está bien vista como forma de aumentar la productividad, premiando a quien mejor desarrolle su labor, en detrimento del resto, que además de no recibir ningún extra se ven minusvalorados; una situación que puede desencadenar la desconfianza y la envidia entre los compañeros y jefes que se vean ‘superados’ por las capacidades o habilidades de otra persona, que se convierte así en el objetivo del acoso.
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